domingo, 8 de junio de 2014

El hombre del portal.

Mi herida sangraba y sólo podía huir, ocultarme mientras pasara todo. Anduve por la avenida buscando un posible “refugio”, pero a esas horas de la tarde, las personas duermen su siesta o simplemente se resguardan del sol. De pronto vi una chica trasteando un manojo de llaves y yendo hacia un portal.
“Ahora o nunca”
Me acerqué hacia el portal a la vez que ella para aprovechar cuando abriese para entrar. Ella sujetó la puerta un instante para que yo pasara y entonces lo vi claro.
“Graciasss”
Palabra que me costó pronunciar aunque procuré parecer estable y vocalizar pese al agotamiento. Ella se giró con una sonrisa de “de nada”, pero cuando vio mi cara su expresión cambió. No sé si mi cara estaba tan demacrada o mis “gracias” inentendible, pero ella soltó la puerta y atravesó el portal para dirigirse hacia los ascensores con paso extraño. Cuando pulsó el botón, del al parecer el único ascensor que funcionaba, sacó el móvil pero no parecía que viese nada, solo lo utilizaba para evitar mirarme.
Yo comencé a cruzar el portal con las últimas fuerzas que me quedaban. Llegando cerca, ella volvió a pulsar el botón del ascensor un par de veces. Parecía nerviosa. Levantó la cabeza y nos miramos. Yo sonreí mientras cogía aire sujeto a un pasamanos. Ella en cambio intentó parecer serena, pero en su rostro vi terror. En ese momento estoy seguro que ella lo vio claro. Mi “gracias” no fue por sujetarme la puerta, sino por haberla encontrado.
Me hubiese conformado para descansar con el mismo rellano del portal, pero preferí subir el primer tramo de escaleras. Mientras, la miraba. Su rostro pasó de miedo/terror a miedo/curiosidad. Cuando estaba terminando de subir escuche como el ascensor llegó a la planta baja y tras un momento comenzó a subir. Entonces me desplomé sin ninguna fuerza mas …

Abrí los ojos y el sol me daba un poco en la cara. Me encontraba en el patio de un edifico sin duda. Asomé un poco la cabeza hacia el interior del pasillo y vi que era la primera planta.
“¿primera planta? ¿de dónde?

Me miré la herida y aunque había dejado de sangrar no tenía buena pinta. Un flash inundó mi cabeza con la imagen de la chica que me abrió la puerta. Ahora empiezo a recordar… al parecer después de verla mi cuerpo había conseguido andar algo más que el tramo de escaleras, cosa que mi mente no pudo aguantar. Todo por aquella chica. Bastó mi recuerdo para desarrollar una gran curiosidad en ella … sin duda … mi nueva víctima.

jueves, 31 de octubre de 2013

Campamento

I


Un sonido irritante hizo comenzar la mañana al igual que todos los días. Ese dichoso despertador al que le faltaba un resorte, tenía un sonido bastante ruidoso y desagradable. Paul Turnner, el escritor más famoso de novelas adolescentes de terror se despertaba junto a su esposa, con la mente en blanco... de nuevo. Ya habían pasado cerca de dos semanas en el que el escritor no había conseguido plasmar ni un par de líneas. Quizás fuese por la presión de la editorial, que lo bloqueara más, o quizás, el estrés de las notas de final de curso de su pequeña Johana, la cual terminaba ese mismo día la primaria. Se levantó y fue a preparar el desayuno, mientras su esposa duchaba y preparaba a la pequeña para el colegio. Todo le resultaba monótono y aburrido. Y las horas frente a su ordenador mirando el cursor parpadeante no resultaban nada fructíferas. A media mañana sonó el teléfono:
-          Paul al habla, ¿quién es?
-          Hola señor Turnner, le llamo de parte de la editorial. Debo informarle que necesitamos un nuevo relato suyo para presentarlo este verano. Imagino que estará preparando ya alguno, y por eso le pido que nos mande lo que lleve escrito para ir haciendo la publicidad y demás.
-          Claro, ya llevo bastante avanzado el nuevo, pero necesito más tiempo antes de enviarlo.- Paul caminaba por toda la casa, y se paró frente al calendario.
-          Si, imagino, pero ya sabe como trabajamos nosotros. Necesitamos al menos un resumen, unas notas, algo con lo que poder empezar a trabajar. ¿Sobre qué tratará la nueva historia, Paul?
-          Pues irá sobre, una… historia de miedo en… - Paul trasteaba con el calendario mientras pensaba una respuesta que pudiera valerle al editor. Y de repente lo vio claro. Johana había pintarrajeado la semana siguiente con colorines y en letras grandes había escrito “campamento los 4 vientos” – Será una historia de miedo en un campamento de verano, donde les sucederá cosas terribles a un grupo de chicos.
-          Parece interesante, bien. Mándeme ya lo que tengas, y termínalo durante la semana que viene. Como muy tarde para el Jueves.
-           Eso haré, tendrá el cuento listo para el miércoles.
-          Gracias Paul. Un  saludo.
Paul colgó el teléfono, preparó más café, puso tabaco en su pipa y se sentó frente al ordenador. Miraba el cursor al igual que miras a un contrincante a los ojos y… por fin, le vino la inspiración.

<< Eran las 12 del medio día y los niños esperaban en la parada del autobús junto a sus padres, y las grandes mochilas con sacos de dormir, ropa, cosas de aseos, y un puñado de trastos innecesarios. Al llegar el autobús los niños fueron corriendo a guardar sus cosas y montar en él. Los padres se despedían de ellos, alguno con lágrimas, otros sonrientes y todos gritando frases del estilo “acuérdate de ponerte el aparato para dormir”, “no dejes que tu hermano te chinche y portaros bien”, “dame un toque cuando hayáis llegado”. El autobús recorrió aproximadamente unos 100 km hasta llegar al campamento. El día se nubló y al estar en la montaña, hacía incluso frío para ser verano. Al llegar, cuatro monitores recibieron a los pequeños, Jordi, Mikel, Cleo y Susan. Cleo llevó a todos lo niñas a un bungalow con literas, y Mikel a los niños a otro igual justo enfrente. Les dejaron un tiempo para dejar las cosas, elegir (pelearse por) las camas y los llevaron al comedor. Y después de una corta tarde de manualidades con barro, pinturas, etc, el primer día de excursión terminó rápido, los chicos agotados y después de cenar se fueron todos a sus habitaciones.
Llovió fuertemente durante toda la noche, y un rayo cayó sobre la caseta de los monitores, Mikel resultó gravemente herido y tuvo que abandonar el campamento. El día amaneció nublado y todos miraban al cielo intranquilos. Ese día tocaba actividades en el bosque, y los monitores no parecían demasiados seguros de emprenderlas debido al accidente nocturno. Pero aún así, después del desayuno comenzaron las actividades.>>

Paul hizo una pequeña pausa, era casi la hora de la comida, y Johana salía del colegio en media hora. Guardó lo que llevaba escrito hasta ese momento y se lo envió a la editorial. Cogió la chaqueta, las llaves, la cartera y fue al colegio. Al llegar vio a uno de los profesores de su hija que se encontraba hablando con algunos padres, y Paul se acercó.
-          Entonces esta tarde, a las 17:00 haremos la reunión para informaros de todas las cosas sobre el campamento y que me preguntéis lo que queráis. Será más rápido que si hablo uno con uno. De momento tomad.- el profesor se puso a repartir una propaganda del campamento.- Saldremos el lunes a las 12:00.

La sirena sonó y a los pocos minutos una marabunta de niños salía del colegio. Johana salió corriendo al ver a su padre y fue directa hacia él con un papel en las manos.
-          ¡He aprobado! ¡He aprobado! ¿Puedo ir entonces al campamento igual que mis amigas? ¿Puedo, papá? ¿Puedo? ¿Sí?
-          Pues claro que puedes cariño. ¡Felicidades! Sabía que lo lograrías. Esta tarde después de la reunión iremos a comprar las cosas que te hagan falta, ¿de acuerdo, campeona?
-          ¡Bien! ¡Iré al campamento!
Johana estuvo todo el camino hablando de las amigas que irían al campamento y de las cosas que iban hacer. Al llegar a casa se fue corriendo a contárselo a su madre.

 

II


Paul pasó todo el fin de semana escribiendo sobre la novela. Desarrollando más lo que llevaba escrito hasta entonces. Puso como protagonista a Cleo, una de las monitoras. Y comenzó a escribir distintos accidentes semejantes al rayo: un chico que se cae de la tirolina; un monitor que resulta herido con un arco; una chica que pierde todas su pertenecías, ect.
Era ya lunes. Y Johana iba camino del campamento. Por la tarde se hizo un sándwich, un zumo de naranja y se dirigió al ordenador. La novela empezaba a tener su toque escalofriante. Y ahora tocaba escribir su parte favorita: “el malo”. Paul dudaba entre una maldición antigua, un personaje sobrenatural o algún monstruo con inteligencia suficiente para desencadenar una serie de asesinatos… Pero al final se decidió por algo mucho más sencillo. Un maníaco con un pasado oscuro. Volvió a mirar el panfleto de publicidad del campamento y leyó las distintas actividades:

CAMPAMENTO LOS 4 VIENTOS: UN SITIO DONDE LOS EXCURSIONISTA APRENDERÁN:
Actividades de riesgo: tirolina, rocódromo, tiro con arco, piragüismo.
Juegos al aire libre: comba, elástico, petanca, manualidades de barro.
Juegos de supervivencia: cómo utilizar brújulas, mapas, encender un fuego para hacer señales de humo.
Y por último el juego estrella: EL RINOCERONTE.

Paul releyendo un par de veces el panfleto. “¿EL rinoceronte? ¿De qué irá ese juego?”
-          Cielo, ¿te suena el juego del Rinoceronte?- le preguntó a su mujer que leía un libro en la butaca de al lado.
-          Si, es el de los garbanzos.
-          ¿El  de los garbanzos?
-          Sí, bueno cuando yo jugué de pequeña utilizamos garbanzo, pero en realidad es indiferente lo que se utilice. Verás los chicos hacen un par de grupo y tienen que ir de noche en busca de los garbanzos. Uno de los monitores está disfrazado y los asusta.
-          Vaya… creo que no me podía venir mejor.- Dijo Paul con una gran sonrisa, y se puso a escribir durante toda la noche un borrador de cómo se desarrollaría la historia y se lo envió al editor.

<< Habían pasado ya dos días de actividades. Y pasaron algunos cuántos niños por la enfermería. Era el año más accidentado que había tenido el campamento. Los monitores llegaron a pensar que alguien amañaba las cosas para que salieran mal. Contrataron más personal, algo bastante inusual. Pero era la noche en la que jugaban al Rinoceronte, un juego donde los niños debían ir de noche por el bosque. Y visto la cantidad de accidentes mejor asegurarse.
-          Queridos niños y niñas, esta noche jugaremos a un juego tremendamente peligroso. El famoso y divertido juego en el que el grupo que haya aprendido más en el campamento será el ganador. ¿Veis lo que tengo en las manos?- Cleo enseñó un montón de pelotitas de goma de distintos colores. - Esto será el tesoro. Hay 10 pelotitas escondidas por el campamento y debéis encontrarlas. Pero hay algo más. - La monitora apagó la luz de la habitación donde estaban todos los niños y encendió una linterna enfocando solo su cara, que resultaba desfigurada debido a tan poca luz .- El vecino sale a pasear por la noche y está un poco loco. Siempre va con una capa oscura arrastrando unas cadenas con la cual os atará si os encuentra.- Dejó una pausa para escuchar un “OOhhh” general de los niños que se encontraban agarrados, y siguió diciendo.- Así, que el plan es el siguiente: Haremos tres grupos. Dos monitores por cada grupo. Cada grupo irá cogido de la mano en todo momento y cuando escuchéis las cadenas no podéis hacer ruido. Por suerte no ve demasiado bien, y en la oscuridad si no hacéis ruido no os verá. ¿ha quedado todo claro?
-          Si, señorita Cleo.- las voces de los niños sonaron al unísono.
-          Bien. Son las 22:30. A la 00:00 todos los grupos regresarán aquí y veremos quién ha conseguido más tesoros. Buena suerte a todos.
Los excursionista se dividieron en los grupos y comenzaron la búsqueda. Todos los niños estaban muy asustados, y con cada ruido pegaban un chillido. Cleo intentaba aguantar la risa. Ella sabía cuando aparecerían los ruidos. En ese momento, uno de los monitores que no iba con los grupos, debía estar disfrazado de “el vecino” y asustando al grupo de Susan. Pero, de repente los niños empezaron a tirar unos de otros y a chistar y susurrar todos a la vez:
-          Shhhhh shhhh. Son las cadenas, cállate.
-          No, cállate tu.
-          Shhhhh shhh, callarse por favor, nos van a oír. Mirad allí.
Pero no podía ser. Cleo estaba segura. El monitor disfrazado debía de estar al otro lado del campamento. Aunque efectivamente, allí donde señalaban los niños, había alguien con una capa arrastrando unas cadenas. Todo el grupo quedó en silencio. Cleo miraba extrañada. La persona se fue acercando hacia ellos despacio. En el silencio del bosque el sonido de las cadenas resultaba terrorífico. Y cuanto más cerca, más escuchaba Cleo que las cadenas arrastraban algo. Pero ellos nunca han arrastrado nada.
-          No os mováis. Quedaos aquí con Jordi y procurar no hacer ningún ruido.- Les dijo Cleo susurrando al grupo.- Voy a echar un vistazo.
Los niños asintieron en silencio, algunos estaban a punto de echarse a llorar.
Cleo hizo un pequeño rodeo para ver qué es lo que el monitor arrastraba. Estaba muy cerca ya de las cadenas pero no conseguía identificar de qué se trataba. Cogió su linterna, la encendió y apagó rápido apuntando hacia ellas. Un grito ahogado se le escapó a la vez que se le cayó la linterna. No podía creer lo que había visto. De una de las cadenas estaba arrastrando medio torso ensangrentado del monitor que debía estar disfrazado. La persona se giró en su dirección y fue hacia ella. Cleo no sabía qué hacer, pero cada vez estaba más cerca. Volvió corriendo a por lo niños.
-          Seguidme y no os separéis. ¡Rápido!
Los niños siguieron a Cleo corriendo por el bosque hasta que ¡PLAF! La tierra por la que pasaban se deshizo, y cayeron todos en lo que parecía una red gigante de gruesas cuerdas que empezó a elevarse atrapándolos a todos. Los niños no paraban de chillar y llorar.
-          No hagáis ruido por favor. Callaros. Chicos tenéis que aguantar. Vamos, ya sois grandes, esto .. esto.. es parte del juego. Si, es una trampa y tenemos que liberarnos de ella. Venga chicos, callarse y hablamos uno por uno muy flojito como podemos liberarnos.
Al cabo de un rato Cleo consiguió calmar a los niños. Intentó hacer que se convirtiera en un juego para ellos y a la vez trasteando las cuerdas. Tardaron como una hora en salir y fueron directos al punto de reunión. Al llegar, Cleo encendió la luz. Todos empezaron a gritar. Dentro de la habitación estaban el resto de monitores, colgados boca abajo con cadenas. Todos estaban ensangrentadnos. En ese momento se abrió la puerta de golpe y allí estaba. Al otro lado se encontraba la persona con la capa. Llevaba un saco el cual tiró dentro de la habitación. De él salieron rodando las cabezas de los niños de los otros dos grupos.
El pánico se apoderó de ellos. Todos gritaban retrocediendo hasta el fondo de la habitación la cual estaba encharcada. El hombre de la capa entró y lanzó un Zippo prendiendo el charco. Todos los niños empezaron a arder. El hombre salió de la habitación y cerró la  puerta con llave.
La policía no llegó al campamento hasta pasados dos días después de los hechos. Y no encontraron ningún superviviente, ni al agresor. >>

 

III


Paul pasó los siguientes días frente al ordenador, corrigiendo la historia, cambiando nombres, escribiendo los agradecimientos. Dándole los últimos retoques.

-          Cariño, ya he terminado de corregir toda la historia y tan sólo con un día de retraso. Me pusieron como fecha tope el jueves. Échale un vistazo, ¿quieres?
-          ¿Hoy lo has terminado? Pensaba que ya la habías enviado.
-          Envié el borrador de la historia, contando como sucedía las cosas y el final. Pero hoy lo mando corregido.
-          Ahora lo leo entonces. Lo cierto es que has terminado muy pronto. Creía que ibas a tardar más.
-          Ya, es que ésta ha sido todo inspiración. El editor dice lo mismo, que ninguna le ha gustado tanto como ésta.

Sonó la campanilla que toca el cartero cuando deja las cartas. La mujer de Paul fue a por ellas y volvió con una postal del campamento.

Hola Mamá, hola Papá. Hoy es miércoles y no me lo estoy pasando bien estos días. Espero que esta noche sea mejor. La primera noche llovió muchísimo y vimos muchos rayos. Creo que alguno cayó en el bungalow de los maestros. Y dos de mis amigas están en la enfermería porque falló la tirolina. A Hanna le ha desaparecido el móvil y han venido muchos más monitores que apenas nos dejan hacer nada.
Esta noche jugamos al Rinoceronte. Espero que no me dé mucho miedo porque hay chicos que vinieron el año pasado y dice que se asustaron mucho.
Mañana volveré a escribir. Os quiero.

-          Qué linda. Qué pena que haya tardado dos días en llegar la carta. Me hubiera gustado llamarla y así tranquilizarla sobre el juego. ¿No te parece? ¿Paul? Paul cariño. ¿Estás bien?
Paul se encontraba inmóvil frente a su mujer y pálido.
-          Paul, ¿qué ocurre?
-          Llama a la niña. Cielo, llama al campamento, corre.
Ella fue corriendo al teléfono sin entender demasiado, llamó al campamento y: tono … tono … tono …
-          No lo cogen cielo. ¿qué es lo que pasa?
-          Vámonos. Corre, coge las llaves del coche. Nos vamos al campamento.
Paul había subido a por la chaqueta antes de salir cuando sonó el timbre. Bajó corriendo y abrió la puerta. Dos agentes de policías se encontraban al otro lado.
-          ¿Señor Turnner?
-          Si soy yo. Hable.
-          ¿Su hija estaba en el campamento los cuatro vientos?
-          Si, así es.
-          Ha habido un accidente en el campamento y debe acompañarnos.
Paul siguió a los policías. No pudo hablar durante todo el viaje. Solo podía pensar en la historia que había escrito. Cuántas similitudes guardaba la carta de su pequeña hija con su historia. Quizás fuera todo casualidad. Pero quizás se parecía algo más. Al llegar a la comisaría vio como forcejeaban con el que era su editor. Lo esposaban y se lo llevaban.
Paul empezó a comprender. Le quitó la pistola que colgaba de la cadera a uno de los agentes. Disparó a quemarropa al editor. Y mientras el otro policía desenfundaba su arma para detenerlo, Paul introdujo la punta de la pistola aún caliente contra su paladar, y apretó el gatillo.




Con este participé en la final.
Me tocó escribir un relato “estilo libre” y he elegido terror – drama, para concursar en la final de Versus.

Rézale a mi colt y ruega para que no te mate

Todo empezó aquella tarde calurosa, a aquellas horas que solo quedan en pié los sedientos…Y como no, un servidor, que por cuestiones del Azar estaba tomando, ¿por qué no? un trago con el resto de los camaradas.
El salón de las 5 patas. El único establecimiento del pueblo abierto a las 4 de la tarde para huir del calor… Allí, estábamos los de siempre. Mi querido amigo George el tabernero, Willi Harper en la barra, Look Stars y sus señoritas, y los hermanos Torres.
Look Stars tocaba la pianola sin mucho ánimo. Los clientes que frecuentábamos en ese momento el local, no somos sus mayores seguidores. Lo siento Look. Pero esto ya lo sabías.
Fue entonces, cuando escuché el vaivén oxidado de las puertas. Al girarme vi la figura de un hombre alto, con un gran sombrero. Se dirigió a la barra con paso firme. El suelo temblada con cada paso que daba debido al tacón grueso de sus botas y el rechinar de las espuelas. Todos lo mirábamos. Aquel hombre, era…simplemente…”el hombre”. Era de ese tipo de personas que dejan huellas sobre el terreno más árido. Hubo un gran silencio en el salón. El tiempo quedó ralentizado. Y él, era el sujeto de todas las miradas. Se sentó en la barra deslizando sus dedos sobre el ala del sombrero para colocárselo mejor.
-          Dame un trago de lo más fuerte que tengas. Y dime dónde puedo encontrar al aguacil. Hay un trabajo para él.
Su voz me era familiar. Era una voz grave, pausada y clara. Se me pasaron por la cabeza muchos antiguos vecinos nuestros. Buscaba el nombre de esa voz. Pero no podía ser… no podía ser él.
-          No te veo haciendo ninguno de las dos cosas Georgy.
-          ¿Le conozco?
El camarero parecía igual de confuso que yo. El forastero tenía la mirada fija hacia delante. Aunque no parecía mirar nada en concreto. George se acercó hasta el individuo para poder mirarle el rostro que el sombrero ocultaba parcialmente. El forastero se levantó el sombrero con un toque de dedos y miró fijamente al camarero.
-          Antes me servía un trago de whisky  nada más verme pasar tras las puertas del salón. Pensé que me tendría mas cariño Georgy. Jé.
El forastero soltó una leve sonrisa de satisfacción y picardía. Desde mi posición, podría jurar que éste le guiño un ojo cómplice a Georgy y volvió a colocarse el sombrero. Le pude ver la cara por poco y tiempo. Y por ese instante me pareció increíble creer de quien se trataba. Era más viejo, y tenía una gran cicatriz atravesando su cara. Aún así. Parecía él, pero él... el no podía ser.
A George se le puso una sonrisa de oreja a oreja por un instante. Y luego, imagino, intentó disimular al ver que el resto del salón estaba pendiente.
-          Yo le sirvo whisky a mucha gente cuando le veo entrar por mis puertas. ¿Le pongo whisky entonces? Señor …
-          Puede llamarme Joil.
-          ¿Joil? De acuerdo. ¿y qué le trae por aquí? Joil.
-          Eso es solo asunto mío y del aguacil.
-          Entiendo, entiendo. Siento decirle que tenemos un aguacil, novato. Depende del trabajo que busque puedo recomendarle más gente del pueblo.
-          ¿Un novato? Vaya, vaya… No sé por qué no me sorprende. ¿y el sheriff?
-          El sheriff, es el hijo del antiguo sheriff. Ya sabes cómo van estas cosas… si nadie quiere ser el nuevo sheriff… entonces cogerá el puesto el hijo.
-          Si, se cómo funciona.
La charla siguió durante unas horas, y la taberna de las 5 patas empezó a llenarse de gente. Entre ellos el novato aguacil. Un hombre de treinta y poco años que viene de la ciudad y cree que para llevar un pueblo, con leyes y lógica es suficiente. Pero un pueblo hay que llevarlo con algo más que eso. Éste siempre ha creído tenerlo todo bajo control, conocer a cada persona del pueblo y aun así, no se dio cuenta de la presencia de un forastero en el salón.
Joil esperó a que todos llevaran un par de copas más. Después de un tiempo prudencial observando al aguacil, decidió ir a por él. Lo acorraló en una esquina donde no llegaba bien la luz, lo suficiente para que no los vieran.
-          El nuevo aguacil. No me esperaba a un tirilla como tú.
-          Hola, mi nombre es Enrique Jackson, el aguacil del pueblo.- contestó un poco aturdido por el alcohol que llevaba. ¿Y usted es?
-          Yo soy su nuevo jefe, Tengo un trabajo para usted. Debe indicarme donde se encuentra nuestro querido sheriff normalmente y por supuesto, su querido padre.
-          ¿Y por qué iba a contarle yo eso a alguien que no conozco? Puede que lleve un par de copas en lo alto, caballero, pero aun sé que no he escuchado su nombre.
-          Mi nombre no le dirá demasiado. Aunque si insistes puedes llamarme Joil.
-          ¿Joil, qué?
-          Jé, no se da usted nunca por satisfecho. Joil Turnner.
-          Turnner, Turnner, Turnner … no, lo cierto es que no me dice demasiado.
La conversación duraba demasiado tiempo. El salón empezó a darse cuenta del encuentro que estaba habiendo en aquella esquina. La música cesó.
Todo el mundo guardaba silencio y miraba en dirección a la entrada. El sheriff había entrado.
-          ¿Dónde está el forastero? – Dijo el sheriff haciéndose notar. Tenía una postura algo chulesca. Con las manos sobre las pistolas.
-          Creo que preguntas por mí. Aunque yo de forastero tengo poco.
Joil salió de entre la gente y se puso frente al sheriff. Todo el mundo miraba, la tensión se sentía en el ambiente.
-          Pues no me suena tu cara. FO-RAS-TE-RO .
-          Igual de arrogante que tu padre. Y dime, ¿Qué tal el viejo?
Los pueblerinos empezaron a murmurar.
-          ¿Quién eres? Aguacil, ¡Aguacil!
-          Dígame señor sheriff
-          Detenga a este hombre.
-          Eso sheriff, ya lo intentó su padre. El mató a mi mujer y se quedó con mi hijo. Y he venido a retarle a un duelo.
-          El sheriff soy yo. Yo soy quien acepta los duelos, no mi padre.
-          Pregúntale a él quien soy, y dígale que lo espero mañana al amanecer junto a la tumba de Rosa.
Joil se dio media vuelta y salió con paso firme del bar.
La gente murmuraba mientras que Joil salía. Todos menos el joven Sheriff sabían de quien se trataba.
A la mañana siguiente casi todo el pueblo se encontraba en el cementerio. El sheriff llegó el último, y solo. No había rastro del padre de éste.
-          ¿Dónde está el antiguo sheriff? – preguntó Joil con voz ruda ante la mirada de todo el pueblo.
-          Como le dije ayer, aquí el único que acepta duelos soy yo.
-          Yo no voy a tirotearle.
La gente empezó a chillar, a correr. Cuando Joil intentó girarse no pudo. Un hombre lo sujetaba.
-          ¿Por la espalda Fred? Muy propio de ti.
-          ¿Por qué has vuelto? Pensaba que todo estaba claro. Te quiero fuera de mi pueblo.
-          Pero ya no es tu pueblo. Es del joven Sheriff.
-          Exacto Joil, y según las leyes del pueblo, éste pertenece tanto al sheriff como a su familia inmediata. Y eso corresponde a mi padre.
-          ¿Has oído Fred? ¿Qué hacemos ahora?
Joil aprovechó un descuido de Fred para liberarse de él. Lo empujó y este tropezó sobre uno de los ataúdes y cayó al suelo. La pistola que sujetaba salió disparada lejos, fuera del alcance de Fred.
Joil sacó su colt y apuntó a Fred con ella.
-          Diselo tú,  o se lo diré yo. Díselo aquí sobre la tumba de su madre.
-          Fuiste un holgazán, un mal marido y un mal padre. Y por tu culpa acabó todo como acabó.
-          ¿De qué estáis hablando? – el sheriff no daba crédito a lo que sucedía.
-          Yo soy tu padre. Y esté te robó de los brazos de mi mujer y luego la mató. Y a mí me obligó a huir porque ni siquiera era capaz de batirse en duelo conmigo. Dame una sola razón por la que no deba contarle el resto.
-          Porque no pasó nada como tú crees. El hijo es mío. Estuvo conmigo dos años antes del accidente. Te engaño siempre conmigo. Siento que te enteres así.
-          Rézale a mi colt y ruega para que no te mate. Rézalo sobre la tumba de rosa y .rez..
Joil despertó un día más solo. Había vuelto a tener la pesadilla. Aun recuerda como no pudo matar a aquel…  Pero ya había pasado de aquello alrededor de 50 años. Y Joil solo tenía fuerzas para rezar.


 ---------------------------------

Con este relato pasé la tercera ronda.
Me tocó  escribir un Spaghetti western bajo el título «Rézale a mi colt y ruega para que no te mate»

jueves, 17 de octubre de 2013

Las cartas de Logan

Como todos los cuentos, este no podría empezar de otra forma. Erase una vez, una pareja de hermanos que disfrutaban de un helado al filo de la piscina. Lis, la pequeña, se había caído hacía un rato y tenía una herida en la rodilla. Su hermano, Víctor, la había curado y ahora la consolaba. Siempre era igual, Víctor siempre cuidaba a su hermana, y eso era, según decía Víctor muy a menudo, porque él era su protector.
-          Y ¿por qué eres mi protector? Siempre me dices eso, Víctor, y nunca me quieres decir por qué. Siempre dices que cuando sea mayor me lo enseñarás, pues bien, ya soy mayor. – Dijo la pequeña Lis, aún con algunas lágrimas debidas al golpe en la rodilla.
-          Lo cierto es, que tienes razón. Tienes la edad apropiaba, 8 años. Con esa edad me lo encomendaron a mí.
-          ¿Quién? ¿Mamá y papá?, ¿el abuelo?
-          Nada de eso. Fue un mago. Ven, puedo enseñártelo. – Víctor llevo a Lis hasta su cuarto, sacó una caja de bombones que había bajo la cama y cuando la abrió había un montón de cartas. – Te las ordeno, y las lees. Así me creerás. La primera carta, apareció en mi almohada el día 9 de septiembre. Ten.

Martes, 9 de Septiembre de 2005
Querido Víctor,
Es un placer informarle que ha sido escogido para una misión muy importante. Necesitará valor, fuerza, destreza, y lo más importante, paciencia.
Mi nombre es Logan, el mago protector. Y necesito que encuentres una flor. Pero no una flor cualquiera, ésta es muy especial. Para ello te iré ayudando dejándote cartas como ésta.
Espero que seas lo suficientemente valiente, para aceptar esta misión. Si es así, escríbeme y deja tu primera carta en el jardín, junto a las flores que habéis plantado.
Un saludo, se despide:
Logan, el Mago Protector
PD: Esto debe de ser un secreto entre tú y yo.


-          ¡¡Vaya!! ¿Esto es de verdad? ¿Y qué pensaste cuando la leíste?
-          Pues la verdad, al principio pensé que era una broma. Pero a la mañana siguiente, cuando salí al jardín, las flores que habíamos plantado ya había crecido. Eso fue muy raro, ya sabes cuánto tardan en salir las flores. Así que pensé que podría haber sido el mago.
-          ¿Y no te dio miedo? ¿Le escribiste?
-          Claro que le escribí, debe estar por aquí. – Víctor cogió el puñado de cartas y comenzó a ordenarlas. – Toma, ésta es la siguiente.

Miércoles, 10 de Septiembre de 2005
Hola Logan,
Nunca había recibido una carta como ésta. Bueno ni como ésta ni ninguna para ser sincero. No sé si podré ayudarte a encontrar la flor. Todas las flores que hemos plantado están aquí. Me gustaría ayudarte, y tranquilo, mantendré el secreto.
Se despide con un saludo:
Víctor, el niño


-          Jajaja, ¿el niño? ¿por qué lo tachaste?
-          Él tenía puesto lo del mago y quedaba muy chulo. Quería poner algo igual que él, pero una vez lo escribí, no me gustó, y lo taché.
-          ¡Víctor! ¡La mesa!
-          Mamá me llama, Lis. Toma, lee. Están ordenadas. Baja cuando termines, no son muchas. Luego guárdalas otra vez.
Víctor dejó a su hermana en su habitación y bajó a poner la mesa, mientras, Lis siguió leyendo.

Sábado, 13 de Septiembre de 2005
Querido Víctor,
Me alegra mucho que hayas aceptado la misión. Lo cierto es, que si no lo hacías tú, dudo que pudiera hacerlo otra persona. Como habrás podido observar, soy un mago verdadero, hice crecer las flores en apenas un día. Pero esta flor que necesito que cuides, no es una flor cualquiera, y no puedo hacerla crecer yo. Deberás quedarte a su lado y cuidarla para que esté bien, con mucho mimo y delicadeza.
Pero antes de empezar esta misión mágica, deberías saber que como toda flor, antes tuvo que ser planta, y antes de planta, semilla.
Como habrás visto, dentro del sobre hay una semilla muy especial, se puede comer y sembrarse dentro de uno. Necesito Víctor, que le des esta semilla mágica a tu madre, sin que ella sepa lo que es. Cuando lo consigas, escríbeme y deja la carta junto a las flores del jardín.
Buena Suerte!
Logan, el Mago Protector

Martes, 16 de Septiembre de 2005.
Hola Logan, siento haber tardado. Pero mi madre últimamente no se encontraba bien. Ha estado vomitando mucho y pensé que no sería buena idea darle la semilla en ese estado.
Pero por fin lo he conseguido. Se ha quitado de fumar y después de comer suele decir, “ahora es cuando me fumaba mi cigarro”. En ese momento le dije, “ten una gragea para que no tengas más ganas”. Mi madre me sonrió, miro a mi padre y se la tomó. Y además me dio las gracias por estar atenta a ella.
Estoy muy emocionado por haber conseguido este primer paso, por haber “plantado la semilla” Espero impaciente la próxima carta.
Víctor, el jardinero

Miércoles, 17 de Septiembre de 2005.
Querido Víctor.
Me alegra mucho que hayas conseguido sembrar la flor. Y me alegra aún más, el modo en el que lo has hecho. Esta flor es muy especial y tu madre influirá en su crecimiento.
Tranquilo, la flor no será dañina para ella en ningún momento, veas los cambios que veas en tu madre.
Esta planta que va a crecer ahora, tiene un largo proceso. Y para que crezca bien deberás estar pendiente de tu madre, notando los distintos cambios. Si tiene frío, llévale una manta, si tiene hambre, un vaso de leche, y así.
La próxima carta la recibirás dentro de unos 6 meses.
Suerte!
Logan, el Mago Protector

Miércoles, 23 de Marzo de 2006
Querido Víctor,
Espero que todo haya ido bien en este tiempo.
Cuéntame, ¿Cómo va la planta?
Logan, el Mago Protector

Jueves, 24 de Marzo de 2006
Hola Logan, lo cierto es que ya estaba preocupado. Mamá está muy gorda y dijiste que no le haría daño, pero lo cierto es que le cuesta andar, se queja de que le duele la espalda debido a la barriga.
Prométeme que no le está haciendo daño a mi madre, sino le enseñaré todas las cartas.
Víctor.

Sábado, 26 de Marzo de 2006
Querido Víctor,
Todo por lo que está pasando  tu madre es normal, y por lo que dices, tanto ella como la flor van bien. Sigue así, dentro de 3 meses florecerá y entonces será cuando debas cuidarla.
Ten paciencia, vas en el buen camino.
Logan, el Mago Protector

Viernes, 3 de Junio de 2006
Logan, mi madre lleva todo el día en el hospital, no sé si será por la flor, yo la he cuidado bien y ahora no puedo verla. Si le pasa algo a mi madre por su culpa le juro que no se lo voy a perdonar.
¡V I C T O R!

Sábado, 4 de Junio de 2006
Querido Víctor,
Siento haberte tenido tan preocupado, debí advertirte del proceso final. Pero si tienes esta carta es que todo ha ido bien, y la flor crecerá junto a ti.
Un saludo, Víctor, el hermano protector.
Se despide:

Logan, el Mago Protector


------------------------------------

Con este relato pasé la segunda ronda del campeonato VERSUS
El tema era: Cuento infantil escrito en forma epistolar

viernes, 11 de octubre de 2013

¿Y tu, por qué estas castigado?

  Susana, hija del lechero del pueblo era la niña más apreciada, más querida, más guapa de entre todas las niñitas del pueblo. Sin duda, era lo que pensaba su abuela. La verdad que la chiquita no era nada del otro mundo, pero si era cierto que tenía un curioso don, del cual su abuela no sabía. Disponía de lo que podríamos llamar en nuestro idioma corriente y moliente, como “capacidad instantánea de echar males de ojos”. Lo malo de este don de la “gafidad” (como solía llamarlo con sus dos mejores amigas, ya que el don del gafe, no les parecía sonoro), era que no salía siempre como Susana pretendía. Esto podía deberse a varios motivos, que como sabréis más adelante mis queridos lectores, ya he contado.
  ¿Y quién está contando esto? Os preguntareis mis queridos lectores del futuro. Mi familia me llama Quique, mis amigos Kike, y para usted, o espero ustedes seré conocido como Enrique, el Sultán. Lo del Sultán aun tengo que pensarlo, no estoy seguro si sería un apodo correcto para un servidor cuando sea escritor, pero me gusta como suena.

  Pero bueno sigo con la historia. Conocí a Susana en el colegio, ella era de un curso mayor por lo que solo la veía en el recreo, y en la hora de educación física ya que ella la tenía a la misma hora y compartíamos el patio.
  ¿Cómo supe de su don? Uno de los primeros días de educación física me lesionaron y estuve el resto de la clase sentado en un banco. Debía de haber estado pendiente de los ejercicios que hacía mi clase, pero lo cierto es, que me fijé en Susana. Su clase jugaba al voleibol y Susana no era demasiado buena, y por ello algunas niñas de su clase, cuando Susana fallaba, se bufaban de ella, e incluso la agredía cuando el profesor no miraba. Y fue cuando lo vi. Lulú y Carolina, las amigas de Susana la alentaban para que Susana hiciese algo. Aunque desde mi posición no estaba seguro a que se refería. Entonces, Amanda, la chica que más había estado molestando a Susana, arrojó a Susana un batido de chocolate que la pringó entera. En ese momento Susana sonrió la miró y susurró algo. Dio unos pasos hacia atrás sin perder de vista a Amanda y acto seguido una gran rama que había cerca cayó sobre Amanda dejándole una pierna escayolada durante unos días.
  Desde aquello procuré no perder de vista nunca a Susana y vi como pasaron cosas similares:
 Situación 1: Susana, Carolina y Lulú tomaban su desayuno en un banco del patio, y llegaron hasta ellas Amanda y sus compinches. No escuchaba lo que decía ya que yo me encontraba a una distancia prudente de seguridad para no ser descubierto. Pero pude ver como al final Amanda acabó agrediendo a Susana y quitándole un paquete de chuchería que le asomaba en el bolsillo. Con forme Amanda se alejó de ellas unos aspersores cercanos saltaron y se pusieron en marcha sin previo aviso mojando completamente a Amanda y sus amigas. De nuevo, Susana y sus dos amigas rieron con la mirada.
  Situación 2: Era salida del cole, y todo el mundo se empuja por los pasillos para salir el primero. A Lulú, que era una personita pequeñita para la edad que tenía, la empujaban con mucha facilidad y la pobre chica quedaba aplastada siempre contra las paredes. Ese día vi como un chico de su clase la empujó para variar y le hizo bastante daño. Susana gritó “¡Deberías caerte!” y acto seguido el niño comenzó a rodar por las escaleras.

  Después de tomar estas anotaciones hablé con mi padre. A mi padre le gustó mi iniciativa y me dijo que un buen periodista debe arriesgarse más si es necesario, si así consigue mejor material. Así que ideé un plan durante todo el fin de semana para ponerlo en práctica el lunes siguiente. El plan sería el siguiente. En la hora de educación física que teníamos el lunes yo pediría ir al servicio, pero en ese tiempo iría hasta mi clase, cogería mi grabadora, iría hasta la clase de Susana y buscaría el sitio perfecto para ella, y luego como si nada, volver al campo. Así podría escuchar y saber si también ocurrían cosas curiosas mientras dan su clase.   A última hora mientras todo el mundo sale yo iría a su clase a recogerla, asegurándome por supuesto que no me viera nadie.
  Y por fin lunes. Me desperté de un respingo cuando sonó el despertador y me apresuré a vestirme y preparar todas las cosas para el colegio. “Hoy va a ser un día muy importante en mi carrera, sin duda”, pensé mientras que esperaba el bus.

  Las tres primeras clases del día transcurrieron con total normalidad. En el recreo estuve siguiendo a Susana pero sin que pasara nada interesante. Y por fin la hora de educación física. Nuestro profesor nos puso a hacer el calentamiento y como había planeado le pedí ausentarme para ir al servicio. Salí corriendo hacia mi clase, cogí la grabadora y fui hasta la clase de Susana. Estando allí la encendí y grabé:
 “Lunes, 26 de septiembre de 2013. Estoy en la clase de Susana y me dispongo a buscar el sitio adecuado para dejar esta grabadora y seguir con mi investigación. Estoy mirando las distintas mochilas a ver si por casualidad pudiera adivinar cuál es la suya. Sería interesante colocar la grabadora lo más cerca de su mesa… después de varias mochilas he comenzado a abrir las carpetas que han dejado encima de la mesa y he encontrado una que tiene pegada una foto de Susana, Carolina y Lulú. Susana sale guapísima y… Oh oh, Sus susss, Susana, ¿Qué haces aquí?”
  Susana había entrado a la clase y por la postura me da que llevaba un rato observándome. Me quedé perplejo mirándola, no quería ni moverme. Casi no respiraba. Y ella rió y continuó la conversación que yo mantenía solo:
-          Es mi clase, he venido a coger una cosa. ¿y tú?, ¿quién  eres y por qué sabes mi nombre?
-          Hola, mi nombre es... es... Kike, si, Kike es el nombre adecuado quizás.
-          ¿El nombre adecuado?
-          Si verás, mi nombre es Enrique, pero según qué círculo me llaman de una forma u otra y he pensado que tu, quizás po, po, podrrías llamarme Kike.
-          ¿y en qué circulo me has metido exactamente?
-          En el.. el… el de mis amigos.
-          Oh vaya, gracias supongo. Aunque es difícil que me consideres tu amiga cuando no sabes ná de mi.
-          Lo cierto es que si sé. Soy periodista y te he estado observando (no sé si eso suena bien) observando... pero un poquito solo. Verás me he percatado que a veces le pasan cosas a la gente cuando tu lo deseas o lo dices. Y vi, que Carolina y Lulú se ríen cuando pasa por lo que le da peso a mi teoría.
-          Comprendo …
  Después de esa ultimaba palabra que parecía dar fin a la conversación. Susana se sentó en una de las mesas cercanas y buscó algo en una mochila y lo guardó corriendo en su bolsillo. Me miró un par de veces antes de volver a dirigirme la palabra y por fin vi que se decidió a hablar:
-          Te llevarías bien con Carolina y Lulú. Ellas tienen una teoría parecida a la tuya.
-          Ah, ¿siiiii? ¿Y tú no piensas lo mismo?
-          Bueno, yo prefiero creer que son coincidencias.
  Dicho esto, como si nos estuvieran escuchando, Carolina y Lulú se asomaron por la puerta riéndose. Al parecer llevaban todo el rato escuchando la conversación. Y entonces una de ellas, Lulú creo, me comentó su teoría, la cual era muy parecida a la mía.
  Estuvimos riendo un buen rato. Bueno, más que un buen rato el resto de la clase, pero yo no me di cuenta hasta que sonó la sirena. En ese momento los cuatro nos miramos y nuestras caras expresaban exactamente lo que pensábamos “He hecho piarda”. No estaba seguro hasta que punto pensaba las chicas igual que yo pero yo tenía muy claro lo que pensaba. Y en ese momento comenzó hablando Susana:
-          Chicas, otra falta. Nos advirtieron que no podíamos empezar el año volviendo a faltar.
-          Quizás podrías intentarlo. – Continuó Carolina.
-          Estás loca Carolina. Ya lo hemos hablando. Crearía un bucle en el tiempo.
-          Quizás no
-          Quizás no … ¿Eso contestas? Y si Quizás sí… ¿entonces qué pasaría?
-          Nunca lo sabremos si no lo probamos. Susana la decisión es tuya. ¿qué vas a elegir?
-          Pues… pues… lo cierto que si es verdad que yo sea capaz de hacer algo así… sería peligroso. Pero ya sabes Carolina que yo no creo. Así que podría decirlo y así cuando vierais que no pasa nada dejaríais el temita. – Dijo Susana con voz segura pero algo tartamuda. En el fondo yo creo que Susana no estaba cien por cien segura de que no tuviera esa capacidad.
-          Perdonad, que os interrumpa chicas, pero, ¿de qué estáis hablando exactamente?
-          Carolina quiere que Susana desee que esto jamás haya pasado. Con eso quizás se borrara el tiempo, pero eso deja mucho cabos sueltos. – contentó Lulú con un tono que expresaba que lo que estaban hablando era sin duda una obviedad.
-          Sin duda es interesante. Yo te animo que lo hagas. Hoy es el día que empieza mi carrera y no hay nada mejor empezar uno su carrera de esta forma. Si sale bien, conseguiría hacerme súper famoso.
-          ¿Y si sale mal y caemos en un bucle infinito?
-          En ese caso tampoco sería malo. Porque cada día en mi vida tendría la oportunidad de conocer a Susana. – Esas fueron mis últimas palabras que dirigí a Lulú. Todos callamos unos instantes. Susana empezó a sonrojarse.

  ¿Comprendéis ahora, queridos lectores, como ya os conté la historia como digo al principio? Divertido ¿eh?. Pues eso fue lo que les conté a mis padres y no me creyeron. ¿Y tú, por qué estas castigado?


---------------------------------------------------

Con este relato pasé la primera ronda de "VERSUS" con el tema de: comedia / comedia romántica